MEMO CALDERONI: LA MILLONARIA FORTUNA DEL ‘SUPERPOLICÍA’
*Durante casi un año, González Calderoni evadió a la justicia hasta que el 19 de septiembre de 1994 fue detenido en los Estados Unidos y confinado en una prisión de Hidalgo, Texas
Corresponsalías Nacionales/Grupo Sol Corporativo
(Sexta de siete partes)
Ciudad de México.- El 12 de febrero de 1993 la PGR dio a conocer que se había girado orden de aprehensión en contra de Guillermo González Calderoni, por el delito de falsedad en declaraciones de situación patrimonial. Se dijo entonces que la fortuna del ex comandante ascendía a no menos de 400 millones de dólares, cifra que, obviamente, no hubiera podido reunir con su salario de policía, además de que poseía varios inmuebles y una empresa transportadora con una importante flotilla de tráileres.
Cabe destacar que ni la DEA ni el FBI, informaron de manera oficial sobre las acusaciones y señalamientos contra González Calderoni en la misma Unión Americana por sus vínculos con el narco, pese a que en el informe 920-HO-26953 (0-21) del FBI, elaborado el 26 de septiembre de 1993 se establecía lo siguiente:
El ex comandante de la Policía Judicial Federal, Guillermo González Calderoni, utilizó los números telefónicos (312) 246-4326 y (708) 746-1455, instalados en el departamento 27 Westwood Court, Indian Head Park, Illinois, propiedad del jefe del Cártel del Golfo Juan García Abrego, para concretar operaciones de tráfico de cocaína realizadas entre Monterrey, Nuevo León, Matamoros y Reynosa, Tamaulipas, sin olvidar Mc Allen, Texas.
En el mismo informe, en el apartado titulado “Key/Dominant Individuals” (sujetos clave), ubicaron a González Calderoni como amigo personal del extinto José (Pepe) García Abrego, quien lo contactó con Juan y Humberto. En ese primer encuentro, el jefe policiaco recibió 300 mil dólares por cada uno de los cinco viajes que realizó.
Hubo otros encuentros más de Juan García Abrego y González Calderoni, la mayoría celebrados en el restaurante El Regio, en Monterrey, Nuevo León, por lo que concluyen las autoridades norteamericanas que cuando el comandante fungió como director de Intercepción de la PGR, fue cuando se manejaron por vía aérea, tierra y mar el mayor número de cargamentos de droga del Cártel del Golfo hacia la Unión Americana.
Pero no solo figuraron en el referido informe las relaciones con los hermanos García Abrego, sino también con los Zaragoza Fuentes, concretamente con Pedro, a través del comandante federal Elías Ramírez Ruíz.
Curiosamente, el auge de quien fuera considerado en su momento como el principal “lavador” de dinero del Cártel de Juárez, cobró prosperidad durante el tiempo que Calderoni fungió como director de Antinarcóticos.
Ocho meses después de que le había sido girada la primera orden de aprehensión, el 16 de octubre de 1993, la PGR informó de dos órdenes más de captura, por los delitos de tortura y abuso de autoridad, relacionados con el Caso Quijano y por contrabando y su equiparable por varios millones de pesos, al poseer mercancía de procedencia extranjera cuya introducción, estancia y tenencia no acreditó legalmente.
Durante casi un año, González Calderoni evadió a la justicia hasta que el 19 de septiembre de 1994 fue detenido en los Estados Unidos y confinado en una prisión de Hidalgo, Texas.
De inmediato la PGR formuló su solicitud de extradición y como soporte para ello, añadió las declaraciones de José de Jesús Felipe Victoria Zepeda, periodista y escritor; de Marco Antonio Hernández Rosas, exoficial de la Policía Federal de Caminos; de María Laura Sánchez Islas, ex empleada administrativa de la PGR y del agente de la DEA Héctor Berrellez.
Empero, los “testigos clave” de la PGR, al declarar en la Corte de Estados Unidos, simplemente se retractaron de su dicho, argumentando que si habían declarado en contra del comandante Calderoni, al que ni siquiera conocían, era porque habían sido presionados y amenazados por funcionarios de la PGR y por el mismo procurador Jorge Carpizo MacGregor.
Como resultado de las retractaciones, Calderoni fue absuelto de enriquecimiento ilícito y los magistrados Ramiro Barajas, Juan Miguel Garza y Enrique Serdán, ordenaron le fueran devueltos los bienes que le había confiscado la PGR. Siete meses después, en diciembre de 1994, Calderoni fue puesto en libertad mediante una fianza de un millón de dólares.