MÁS DE 10 AÑOS DE IGNOMINIA

*De los años 2005 y 2010 cuando funcionaba la Base de Intercepción Aérea al mando de José Luis Coronado, se trabajaba de manera coordinada con el Ejército Mexicano y la Armada de México con favorables resultados

*Tras la salida de Coronado asumió el cargo un comandante de apellido Paredes, quien huyó por vínculos con el narcotráfico y a mediados de 2010 esa base quedó a la deriva, sin mando, como lo sigue hasta ahora

*Al final del sexenio calderonista, la PGR comenzó una limpia en la DGSA y separó de sus cargos a cientos de servidores públicos que laboraban en tres hangares de la institución

Redacción/La Opinión de México/Sol Quintana Roo/Sol Yucatán/Sol Campeche/Sol Chiapas/Sol Belice/La Opinión de Puebla/La Opinión de Tabasco

Reportajes especiales

(Última de dos partes)

Belice.- Entre los años 2005 y 2010 cuando funcionaba la Base de Intercepción Aérea (BIA) integrada por personal de la extinta Agencia Federal de Investigaciones (AFI) al mando de José Luis Coronado, se trabajaba de manera coordinada con el Ejército Mexicano y la Armada de México con acciones contra el narcotráfico que dio como resultado la destrucción de un gran número de plantíos de marihuana, principalmente en extensiones de tierras ejidales de La Unión en la zona limítrofe con Guatemala y Belice, respectivamente.

Contaba con un helicóptero Bell y una avioneta; sin embargo, tras la salida de Coronado asumió el cargo un comandante de apellido Paredes, quien posteriormente huyó por supuestos vínculos con el narcotráfico y a mediados de 2010 esa base quedó a la deriva, sin mando, como lo sigue hasta ahora y sin coordinación institucional.

Pese a los constantes aterrizajes de narcoavionetas el personal se mantiene dentro de sus oficinas, los pocos que quedan, ya que la mayoría fueron despedidos hace un par de años y al no haber aeronaves para realizar trabajos de campo, simplemente se dedican a la lectura de informes, pero sin resultados.

Esto se debe a que, las autoridades que asumieron la Dirección General de Servicios Aéreos (DGSA) de la Fiscalía General de la República (FGR) solicitaron la renuncia de su personal que aún queda en algunas bases del país, institución que tuvo la flota aérea más importante contra el combate al crimen organizado y que hoy está a punto de vender algunas de las aeronaves.

Desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari hasta la gestión de Peña Nieto, la entonces Procuraduría General de la República (PGR) tenía más de 64 aviones y 128 helicópteros para la intercepción aérea, erradicación de cultivos, adiestramiento, transporte y carga.

La mayor parte de las aeronaves de ala fija fueron aseguradas a los cárteles de la droga y eran usadas contra los criminales. La matrícula que tenía era XC-AA (Aeronave Asegurada), además de un número que indicaba el número de aseguramiento.

Hace tres años, la FGR ya había puesto a la venta ocho helicópteros tipo Bell. En algunas bases, como en Hermosillo, Sonora, ya no hay aeronaves y solo hay seis personas de servicios aéreos que llegan a checar su entrada y salida, ya que no hay nada que hacer.

En la base de Acapulco, quedan entre 12 o 13 personas; en Chihuahua hay cuatro, lo mismo que en Chetumal, Quintana Roo y Tapachula, Chiapas.

Al final del sexenio calderonista, la PGR comenzó una limpia en la DGSA y separó de sus cargos a cientos de servidores públicos que laboraban en tres hangares de la institución ubicados en los aeropuertos de la Ciudad de México, Jalisco y Morelos, porque no aprobaron los exámenes de control y confianza.

La PGR pidió a la empresa JDA Aviation Solutions realizar una auditoría a la DGSA de la institución, debido a las “graves” anomalías que detectó la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).

También, despidió a 349 empleados, debido a que no había aviones en los que pudieran desempeñar sus actividades. Se indagó al exoficial mayor de la dependencia, Jesús Naime Libién, quien presuntamente hizo uso de aviones oficiales de manera indebida.

Razón por la cual en Chetumal la Base de Intercepción Aérea se encuentra acéfala y es más probable que desaparezca, según pudo averiguar Sol Quintana Roo.

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