LEYENDAS: EL CHARRO NEGRO

Redacción/Sol Quintana Roo

En los estados de Jalisco y Tlaxcala se cuenta mucho la historia de un hombre ambicioso, que gustaba de darse lujos y vestir bien, que provenía de una familia con pocos recursos económicos, lo cual les impedía a sus padres cumplirle sus caprichos. Sin embargo, el joven buscaba la manera de conseguir lo que quería, así tuviera que dejar de comer para ahorrarse el dinero que gastaría en ello.

Con el tiempo, el hombre llegó a un punto en el que la pobreza de su familia le resultaba insoportable, pues por mucho que trabajara o buscara el modo de obtener más dinero, nunca le era suficiente. Y al morir sus padres su situación empeoró, debido a que todos sus gastos correrían por su cuenta, porque ya no tenía quién le pagara nada.

Aunque parezca increíble, la ambición del joven era tan grande que decidió realizar un ritual para invocar al diablo; su intención era hacer un pacto con él para que le concediera riqueza. El diablo aceptó, pero poniéndole una condición: el alma del hombre le pertenecería al diablo, a partir de ese momento. El hombre no lo dudó ni un momento y aceptó.

Una vez que el joven tuvo todo el dinero que quiso, incluso mucho más del que hubiera soñado tener, comenzó a hartarse de tanta riqueza, debido a que solía despilfarrar su dinero en bebida y apuestas. Esa vida que él tanto deseó con anterioridad, sólo le generó un gran vacío, entendiendo que el dinero en exceso no lo hacía feliz como creyó que ocurriría.

Pasado algún tiempo, el hombre no recordaba la deuda que tenía con el diablo, pero este se apareció para recordársela. A pesar de que él aceptó el trato sin dudar, sintió un inmenso horror cuando vio al diablo. En un intento por librarse del cobro de su alma, intentó esconderse llevándose todo el dinero que pudo y se montó en su caballo para irse lejos; esperó a que cayera la noche para que nadie se percatara de su huida.

Mientras cabalgaba lejos del pueblo, el diablo volvió a presentarse ante él; le dijo que el pacto implicaba que el diablo se quedaría con su alma cuando él muriera, pero como se dio cuenta de que quiso escaparse de pagar su parte, lo mataría en ese mismo momento. Acto seguido, el cuerpo del hombre comenzó a secarse hasta que la carne desapareció por completo, dejando sus huesos al desnudo.

Después de ese momento, entre la gente comenzó a correr el rumor de que por las noches se aparecía un charro vestido de negro, montado en su caballo.

Lo que la gente que se ha topado con él no sabe, es que el “Charro Negro” —como se le ha nombrado de manera popular— es atormentado en el infierno por incumplir su parte del pacto, y sólo se aparece cuando anda en busca de algún otro deudor que el diablo quiere que le pague lo acordado. La única manera de que su alma descanse es encontrarse con otro hombre tan ambicioso como él, que imite sus pasos, para que tome su lugar y finalmente pueda descansar en paz.

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