CJNG: LA CONQUISTA DE TERRITORIOS

*A través de las redes sociales, la organización que encabeza Nemesio Oseguera lanzó videos en el que anuncia que arribaron a Naucalpan para cobrar viejas cuentas con el actual jefe de la plaza, Néstor Arturo Arellano, “El 20”, así como con un tal “Humberto”, su socio, y otro personaje al que se refirieron como “El General”

Ricardo Ravelo/Corresponsalías Nacionales/Grupo Sol Corporativo

(Segunda de tres partes)

Ciudad de México.— La irrupción en Aguililla causó el desplazamiento de familias enteras. Atenazadas por el miedo, abandonaron sus hogares y se refugiaron en lugares diferentes para ponerse a salvo. El gobierno de Michoacán, a cargo de Silvano Aureoles –quien está acusado de corrupción y de ligas con el crimen– solicitó apoyo al gobierno federal, pero se lo negaron. La Iglesia Católica, a través del Nuncio Apostólico de México, Franco Coppola, intentó pacificar el país con el diálogo y oraciones, pero fracasaron: La paz duró las horas que el clérigo permaneció en ese municipio. Luego, los grupos del crimen organizado volvieron a tomar las armas.

A base de violencia y corrupción, amenazas vía las redes sociales, uno de sus nuevos instrumentos de guerra, el Cártel de Jalisco Nueva Generación se posiciona como el segundo grupo criminal cuando el gobierno de la Cuarta Transformación cumple tres años en el poder. Hasta ahora, la promesa de pacificar el país no ha sido cumplida.

El crecimiento del CJNG ha sido fulgurante, pues el Cártel que dirige Nemesio Oseguera se ha convertido en amo y señor de las rutas del huachicol y del Fentanilo  –base de las drogas sintéticas que se introducen a Estados Unidos– pues ya domina desde el sureste hasta el norte del país. Sus tentáculos abarcan estados como Tabasco, Campeche y Quintana Roo, pero también llegan a Veracruz, Puebla, Hidalgo, Querétaro, Guanajuato  –ya son los amos tras la captura de “El Marro”–, Jalisco, Sonora y Baja California. En esta última entidad sellaron una alianza con el Cártel de Tijuana Nueva Generación. Por si fuera poco, están presentes en la Ciudad de México, ya que se asociaron con el Cártel Unión Tepito. No le ha ido mal a Nemesio Oseguera en el gobierno de la Cuarta Transformación. La política de “abrazos y no balazos” le ha permitido consolidarse como el segundo Cártel más poderoso de la República Mexicana.  

Al rendir su segundo informe de gobierno, en septiembre del 2020, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo, a boca llena, que la delincuencia organizada ya no manda en el país, como antes. Esta aseveración exhibe al mandatario como un personaje que miente mecánicamente, que no es consciente de sus expresiones o que simplemente piensa que la sociedad es ignorante.

Unas horas después, en la colonia Barona de Cuernavaca, Morelos, un grupo armado asesinó a ocho personas que asistieron a un velorio. Los criminales abrieron fuego, en pleno velatorio, exhibiendo no solo el poder que detentan sino la impunidad, la terrible impunidad con la que operan los criminales en todo el territorio nacional.

Cabe decir que el estado de Morelos no tiene paz, pues durante el gobierno de Graco Ramírez el Cártel de Los Rojos, que encabezaba Santiago Mazari, “El Carrete”, fue protegido y debido a la impunidad que cobijó al crimen, Ramírez heredó un estado sin ley y dominado por la violencia criminal.

También es un hecho que el actual gobernador, Cuauhtémoc Blanco no termina de consignar las carpetas en contra de su antecesor: Habla y habla de que se está investigando la corrupción de Graco Ramírez, pero se trata de una promesa incumplida, hasta ahora, y más bien se habla de que entre ambos ya hubo negociaciones. Graco Ramírez se mueve por el país sin mayores preocupaciones.

Lo cierto es que así como en Morelos el narcotráfico y otras modalidades del crimen organizado están impunes –como lo está todo en el país, por desgracia– llama la atención que tras la captura de José Antonio Yépez, “El Marro”, ahora el nuevo amo y señor del huachicol sea Nemesio Oseguera, “El Mencho”, líder del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), el segundo grupo criminal más poderoso de América Latina, después del de Sinaloa.

La radiografía sobre la expansión de este cártel da cuenta que, el grupo criminal de “El Mencho” es muy bien tratado por el gobierno de la Cuarta Transformación, pues el control que ejerce en el robo de combustibles abarca desde Campeche hasta Baja California. Es el más amplio corredor que ha controlado un cártel sin ser molestados ni por elementos de la Guardia Nacional ni por las Fuerzas Armadas que ahora operan en todo el territorio realizando tareas policiacas. En el sexenio de la más amplia militarización– ni con Felipe Calderón hubo tantos soldados operando en el país, actualmente se disponen de más de 200 mil elementos– el CJNG goza de la más amplia impunidad.

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