EDOMEX: ENTRE EL NARCO Y LA MUERTE

*El Estado de México ya es un territorio de excepción: El narcotráfico lo domina todo: gobierna municipios, realiza obra pública, cobra derecho de piso, distribuye drogas, secuestra, desaparece, mata y todo ocurre en completa impunidad. Ellos tienen todo el poder político, criminal y económico

*Ninguna autoridad interviene para poner freno al crimen, es más, la policía actúa como brazo armado de los cárteles La Familia Michoacana, Viagras y CJNG; la Fiscalía protege a delincuentes a cambio de cañonazos de dinero, mientras la sociedad padece la violencia del narco y enfrenta la muerte cuando los grupos criminales se enfrentan por el control territorial

*Ni la Guardia Nacional ni la Secretaría de la Defensa pueden con este flagelo que colocó al Estado de México en la condición de ser un estado de excepción, igual que Tamaulipas, Guanajuato o Zacatecas

Ricardo Ravelo/Corresponsalías Nacionales/Grupo Sol Corporativo

Estado de México.- Nada ni nadie detiene la maquinaria del crimen organizado: al menos cinco grupos criminales dominan a lo largo y ancho del Estado de México, el bastión histórico del PRI, donde tanto la mafia política como la criminal mantienen a la entidad sumida en la violencia.

Las constantes batallas de los cárteles no sólo han desatado una oleada de terror, desplazados y decenas de secuestros y desapariciones: El crimen impone su ley en todos los territorios; controla municipios, realiza obra pública, cobra derecho de piso a comerciantes pequeños y grandes, controla giros negros y hasta empresarios deben pagarle al crimen para no ser asesinados o secuestrados.

Es la descomposición total y ninguna autoridad federal y menos estatal pone freno al flagelo, mientras el presidente Andrés Manuel López Obrador pregona que el país está en paz y tiene gobernabilidad. Nada más falso. La realidad se impone con otros datos perturbadores:
Crímenes, desapariciones, feminicidios, emboscadas contra policías y un perturbador cobro de piso son los flagelos que ocurren todos los días en el Estado de México.
La entidad está atenazada por tres cárteles de la droga: La Familia Michoacana.

Los Viagras y algunos brazos del cártel de Jalisco Nueva Generación, ésta última es considerada la organización más bélica del país y ahora disputa el control territorial con los grupos mencionados.

La Familia Michoacana es el grupo criminal que más municipios domina en el Estado de México; en todas las demarcaciones ha impuesto su ley a base de muertes, venganzas y amenazas a la población en general, pero particularmente a los comerciantes, pues les exigen el llamado cobro de piso y para ello les piden “de la manera más atenta” que aumenten los precios de sus productos para cubrir la cuota semanal, quincenal o mensual al grupo delictivo.

Este flagelo perturbador ha sido denunciado por algunos comerciantes en el municipio de Luvianos, demarcación localizada a unas tres horas de Toluca, muy cerca de Tejupilco, entraña del crimen.

Cuentan que los sicarios y operadores de La Familia Michoacana arribaron al lugar y anunciaron su irrupción con mantas en las que destacaban sendos mensajes respecto a su presencia en el lugar; ofrecieron limpiar de violencia el territorio, pero les pidieron a los comerciantes pagar su cuota correspondiente. Y tras la petición vino la amenaza: “El que incumpla se muere”.

Entre los comercios que ingresaron a la lista del crimen figuran gaseras, tortillerías, tiendas de abarrotes, molinos de nixtamal, carnicerías, pollerías, pescaderías, tlapalerías, talleres mecánicos y talacheros (levanta ponches), juguerías y misceláneas.

El cártel michoacano también pasó la charola por las purificadoras de agua, veterinarias, tiendas de alimentos para ganado de todas las especias y razas y no quedaron fuera del “entre” los negocios dedicados a la venta de materiales de construcción, mueblerías ni los espacios comerciales que ofertan aparatos eléctricos y materiales para electricidad.

Los talleres de torno y soldadura recibieron el mensaje de que debían pagar el piso correspondiente, así como hoteles, moteles y casas de asistencia, cocinas económicas, fondas y hasta los llamados changarritos que venden fritangas deben cubrir, puntualmente, su pago a la Familia Michoacana.

El mensaje criminal también llegó a los tianguis que se colocan en calles céntricas los fines de semana o días festivos: ahí deben pagar los vendedores de plásticos, ropa, comida, zapatos y también los que ofertan utensilios de cocina. El modesto taquero ambulante no se escapa. El piso también lo deben pagar despachos contables, negocios dedicados a los bienes raíces y hasta el vendedor de una propiedad debe reportar la venta de una casa o automóvil y pagar por ello.

El mensaje del crimen organizado solicitó a todos los comerciantes de Luvianos, Estado de México, aumentar el precio de sus productos entre un tres o cinco por ciento a fin de que “su economía no resienta” y así puedan cumplir con este pago. “A cambio, recibirán protección”, ofrece el cártel de La Familia Michoacana.

LA LEY DEL CRIMEN

El crimen organizado sentó sus reales en el Estado de México y convirtió a esa entidad en tierra de nadie: el crimen impone su ley por todas partes, sin que haya autoridad que le ponga freno a la ola de secuestros, “levantones”, cobro de piso y matanzas. Todos estos delitos se han multiplicado durante el gobierno de Alfredo del Mazo, pieza del llamado grupo Atlacomulco que fundara el extinto profesor Carlos Hank González.

Considerado el semillero electoral del PRI en sus épocas de bonanza, el Estado de México hoy es tierra de cárteles: ahí operan impunemente organizaciones criminales como La Familia Michoacana, Los Viagras, Los Beltrán Leyva, entre otros, que imponen su ley mediante la violencia, la amenaza, el robo y el cobro de piso a comerciantes de todos los niveles.

Incluso, imponen el precio de los productos comestibles, el gas y otros insumos de primera necesidad, pues aumentando los costos estos grupos obtienen ganancias a través de las cuotas que les cobran al comercio formal e informal.

El Estado de México, entidad que gobierna el priista Alfredo del Mazo, se ha convertido en un territorio de cárteles que han desplegado su violencia por todo el territorio, cuna del llamado grupo Atlacomulco que representara el profesor Carlos Hank González.

Con altos niveles de corrupción policiaca, esa entidad federativa se volvió muy atractiva para los grupos criminales: operan los cárteles del Golfo, La Familia Michoacana, Los Caballeros Templarios, el Cártel de Jalisco Nueva Generación y Guerreros Unidos.

De acuerdo con información de la Secretaría de la Defensa Nacional, el Estado de México concentra más grupos criminales que cualquier otra entidad. Estos grupos operan, con apoyo oficial, el tráfico de drogas y han azotado a la población con las extorsiones, secuestros, cobro de piso, tráfico de personas, venta de protección y asesinatos por encargo, una modalidad bastante socorrida en ese estado.

Según datos de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), que encabeza Santiago Nieto, en el mapa criminal no existe otra entidad federativa con mayor presencia de grupos dedicados al narcotráfico.

Y es que a pesar de que el gobernador Alfredo del Mazo –quien ya cumplió tres años en el poder –ha dicho que trabaja por la seguridad del estado, lo cierto es que el territorio se ha convertido en un campo de batalla de los cárteles de la droga.

A lo largo y ancho de los 22 mil 500 kilómetros de territorio, los cárteles de Jalisco, Sinaloa, Familia michoacana, Caballeros Templarios y Golfo disputan a sangre y fuego el control del tráfico de enervantes. Tanto de día como de noche son frecuentes las balaceras y asesinatos en demarcaciones como Tecámac y Ecatepec, los que concentran la mayor parte de esta narco-dinámica.

Con base en la información de que dispone, la UIF considera que en el territorio nacional no existe otro estado donde haya tanta presencia de cárteles como ocurre en el Estado de México. En dicho territorio opera de todo: desde cárteles poderosos hasta células delictivas que han contribuido con su cuota de violencia: esa es la razón de que la entidad ocupe los primeros lugares a nivel nacional en homicidios, feminicidios, tráfico de drogas, extorsiones, robos y secuestros.

De acuerdo con el titular de la UIF, Santiago Nieto, en México existen 19 cárteles considerados por él como de “alto impacto” y que dominan el lavado de dinero. De este total de grupos criminales, ocho de ellos están afincados en el Estado de México. Un dato resalta: en lo que van del año se han presentado 2, 400 casos de narcomenudeo, lo que revela que es un estado con elevado consumo de drogas, principalmente cocaína, marihuana y sustancias de diseño o sintéticas.

Desde hace varias décadas, el Estado de México es refugio de capos, sicarios, narcotraficantes y ha cobijado a grandes redes de la delincuencia organizada. La Policía del Estado de México llegó a ser considerada, hasta hace una década, como una de las más corruptas y temibles del país, después de la de Tijuana en tiempos del alcalde Jorge Hank Rhon.

Durante los gobiernos de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto –éste fue gobernador de esa entidad –el crimen organizado se empoderó abiertamente: durante años fue refugio de los hermanos Beltrán Leyva; también fue escondite de Joaquín “El Chapo” Guzmán tras su primera fuga del penal de Puente Grande, Jalisco. Y en su segunda huida, ésta vez del penal de La Palma o Altiplano, situado en el Estado de México, fue auxiliado por sus amplia red de cómplices para huir por un túnel, según la versión oficial.

El túnel por donde “El Chapo” huyó por segunda vez, en 2015, fue construido por personal de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), donde el entonces poderoso jefe del cártel de Sinaloa tenía muy buenas relaciones: precisamente a través de un avión de esa dependencia –un CD-9 –el cártel de Sinaloa transportó varias toneladas de cocaína procedente de Colombia. Agentes de la entonces Policía Federal Preventiva (PFP) habían organizado un amplio operativo en diversos aeropuertos para que el avión aterrizara sin contratiempos.

Acudieron al de Toluca, Mérida, Nuevo León, entre otros, donde intentaron corromper tanto a militares como a funcionarios del área de aeronáutica civil. El objetivo era que el avión bajara en uno de esos aeropuertos para volverlo vuelo nacional. El avión después seguiría su curso hacia Toluca donde, por esa condición, ya no sería revisado por la Marina ni el Ejército sino por policías federales que ya habían sido cooptados.

Según datos de la Secretaría de la Defensa Nacional, el Estado de México operan una gran cantidad de grupos criminales. Los informes militares dan cuenta, por ejemplo, que el territorio mexiquense es asiento de los cárteles Unión Tepito, la fuerza Anti-Unión, Los Zetas, Cártel de Jalisco, La Familia Michoacana y Guerreros Unidos. Este último cártel opera también en Guerrero y Michoacán, tierras de elevada violencia criminal.

El titular de la Sedena, Luis Crescencio Sandoval expuso en junio de este año el mapa criminal del Estado de México. Dijo, por ejemplo, que La Familia Michoacana es encabezada por Jonny Hurtado, a quien en el mundo del hampa se le conoce como “El Pez”.

Por su parte, los Caballeros Templarios –quienes controlan el norte del estado –están liderados por Rodolfo Maldonado Bustos, “Don José”. Además, los cárteles Guerreros Unidos y el de Jalisco mantienen operaciones en el Valle de México, pero también controlan los municipios del noreste de la entidad mexiquense, la cual colinda con la Ciudad de México, donde también tienen fuerte presencia.

Con base en sus informes, Luis Crescencio Sandoval dijo que son once los municipios del Estado de México donde se concentra la mayor parte de la población y, por ello, esas demarcaciones registran las más altas tasas delictivas. Es el caso de Ecatepec, Nezahualcóyotl, Toluca, Naucalpan, Tlalnepantla, Chimalhuacán, Cuautilán, Atizapán y Tultitlán. A esta lista se suman Tecámac y Los Reyes La Paz.

Estos municipios, según datos oficiales, concentran el 45 por ciento de la población mexiquense y también ocupan los primeros lugares en las estadísticas criminales. Pero lo más grave, según estos mismos datos, es que la mayor dinámica del crimen organizado y común se observa en Ecatepec, Tlalnepantla y Cuauhtitlán Izcalli. Estas últimas demarcaciones colindan con la Ciudad de México, refugio de capos.

Los informes de la Sedena coinciden con los que aporta la Secretaría de Seguridad Pública del Gobierno Federal: según estos informes, el cártel de La Familia Michoacana tiene presencia en 55 de los 125 municipios que conforman el Estado de México.

El Cártel de Jalisco, comandado por Nemesio Oseguera, “El Mencho”, controla 31 demarcaciones. Estos dos cárteles están confrontados por el control territorial. A base de balaceras, asesinatos, levantones, descuartizamiento de personas y entierros clandestinos –una forma de generar violencia y terror –los dos cárteles pretenden apoderarse del 44 por ciento del territorio restante.

El gobierno que encabeza Alfredo del Mazo no evade esta realidad: según los informes del gobierno estatal, son veinte los municipios los que concentran más del 70 por ciento de la actividad delictiva. En esos territorios operan La Familia Michoacana y el CJNG.

EDOMEX: EL NARCOGOBIERNO

Debido a su alta incidencia delictiva, imparable en los tres años que lleva en el poder el gobernador Alfredo del Mazo, el Estado de México se ha convertido en “tierra de nadie”.

La entidad se ha posicionado en el segundo lugar a nivel nacional por el delito de las extorsiones. Los informes oficiales aseguran que el cártel que más explota esta actividad es La Familia Michoacana. Pero eso no es todo: este grupo delictivo, cuyo asiento está en el estado de Michoacán –otro territorio asolado por el crimen –impone su ley al controlar también los precios de productos alimenticios, entre otros, la tortilla, el huevo, la carne, el pollo y se asegura que también mantiene a raya a los comerciantes de materiales de construcción. Sin importar el giro, a los negocios también les impone pago de piso.

Los mismos datos oficiales sostienen que, tan sólo en lo que va del año, el crimen ha extorsionado a unas dos mil personas. Y las estadísticas revelan que este delito –uno de los más perturbadores –ha ido en aumento desde el año 2018 (hubo mil casos) y 2019 (1,500).

Pese a esta realidad perniciosa, el gobernador Alfredo del Mazo sostiene que en su estado no pasa nada y que sigue trabajando por la seguridad de territorio.

El mandatario estatal, sin embargo, ha sido objetivo de escándalos, como el que protagonizó en 2012, cuando le detectaron que ocultó 1.5 millones de euros – 32 millones de pesos actuales –en Andorra, un país blindado en ese tiempo por el secreto bancario.

En ese tiempo, Del Mazo era presidente municipal de Huixquilucan y figuró como representante de la sociedad instrumental holandesa, a cuyo nombre se abrió una cuenta en la banca privada de Andorra. Sin embargo, el actual mandatario del Estado de México no hizo mención a dicha cuenta en su declaración patrimonial de enero de 2017.

El mandatario simplemente guardó silencio al respecto y hasta la fecha ninguna autoridad lo ha investigado.

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