Desafío

*El barco hundido
*Grandes acuerdos
Rafael Loret de Mola/Corresponsalías Nacionales/Grupo Sol Corporativo
Fue como una broma macabra cuando comenzaron a verificarse el monto de los sobornos y los sobreprecios de sus “servicios” a varias de las plantas de PEMEX con la intermediación del corrupto –rompe-madres, se dice-, Emilio Lozoya Austin, quien, con su cola y mañas de velocirraptor, puede sentirse orgulloso de ser continuador de grandes personajes del peñismo: La Gaviota, Luis Videgaray –beneficiarios de HIGA-, Virgilio Andrade “la cloaca”, Gerardo Ruiz Esparza “el socavón” –ya extinto- y el propio titular actual del Ejecutivo quien asienta, pese a todo, que la corrupción SE COMBATE DE ARRIBA HACIA ABAJO. Falta establecer desde el punto de vista de quién. ¿Cuándo habrá castigos para ellos? ¿O son calumnias, presidente?
No son todos los cómplices, desde luego, ni los únicos beneficiarios de los sobornos de Marcelo Bahía Odebrecht, el brasileño convertido en el Luzbel de los empresarios para convencer a los jefes de Estado de casi todo el continente a beber sobre sus palmas, cuyas sumas son tan desiguales como el propio caso: los periódicos oficiosos hablan de montos mayores a 400 millones de pesos; El País, de España, cita 41 millones y medio, pero de dólares y “La Jornada” apunta que son 876 millones de pesos los “sobreprecios” pagados a la multinacional por instrucciones de muy arriba –los dos últimos cotidianos citados sí coinciden, a cambio de falacias mayores en los otros-, al tiempo que se citan las tremendas irregularidades cometidas en dos de las obras “emblemáticas” del anterior régimen amoral: el tren México-Toluca –rey de la tala inmoderada-, y el célebre paso Exprés. ¿Sin castigo para ellos, presidente? ¡Qué bien se combate a la corrupción!
Lo de Odebrecht ha sido, sin duda, un pedacito del enorme pastel de la corrupción horneado y confeccionado, hasta 2018, con las manos de la angelical busca-novios Angélica Rivera Hurtado –sobrina, y es en serio, del expresidente Miguel de la Madrid Hurtado, ya agusanado-, en el corazón de Chapultepec, en Los Pinos ahora desahuciados, mientras esperaban mudarse, cada quien por su lado, a algunas de sus casas blancas, no en la de la Ciudad de México, sino en el extranjero, decididos a no quedarse en su país al término de una gestión repulsiva para 93 de cada cien mexicanos. Lo reitero, y me gusta hacerlo, para subrayar la ilegitimidad democrática de un mandato que resultó un fraude mayor. ¿Los va a perdonar por sus pistolas, presidente López Obrador?
Pero ¿quiénes deben responder por los fraudes, sobornos y sobreprecios pagados a Odebrecht y distribuidos entre la cúpula gobernante? ¿Y la estafa maestra de Rosario Robles, ahora bajo custodia domiciliaria, y sus alfiles de Hacienda? ¿Solo es ella como venganza? El primero, sin duda, el que fue aprendiz de Canciller, Luis Videgaray Caso, el hombre de las transacciones sucias con olor nauseabundo; después, Emilio Lozoya Austin, uno de los juniors que defienden su dinastía y le “rompen la madre”, según dijo, a los demás y ahora, bajo prisión domiciliaria, come en los mejores restaurantes de la capital. Lo mismo sucede con Ignacio Ovalle, el protegido y cómplice de AMLO, principal saqueador de SEGALMEX. Y por la misma senda colocamos al exdirector de la paraestatal y ex secretario de Hacienda, José Antonio González Anaya, concuño nada menos del capo de los capos presidenciales, Carlos Salinas de Gortari –su esposa es Gabriela Gerard Rivero, hermana de Ana Paula, la consorte del genio del mal-. Un círculo diabólico, apabullante, que carcome al espíritu nacional. ¿Es sólo una anécdota, presidente? ¿O una calumnia según su modo de pensar?
Desde luego, quedan pendientes, a casi cinco años de su periodo señor AMLO, revisar los estados de cuenta –lo que se debe hacer ya con la debida autorización judicial-, de Enrique Peña, de su tío y mentor Arturo Montiel Rojas y, por supuesto, del Gran Gurú, Salinas. Entonces, sabremos la verdad porque, desde luego, la declaración de bienes de estos personajes ya la perdió el tiempo, remedio infalible de los corruptos. ¿O no, presidente? Y las de Andrés puede actualizarla.
La Anécdota
Están cerrándose los grandes acuerdos entre las múltiples bandas criminales que dominan el territorio nacional y sus infiltrados dentro de la clase política. ¡Cuidado con los íconos deportivos, como Cuauhtémoc Blanco, que ocultan con su antigua y perdida popularidad las peores alianzas delincuenciales! Y con los sátrapas quienes, con tal de permanecer a través de hijos, padres o hermanos, son capaces de vender sus almas, no al diablo, pero sí a Ismael “El Mayo” Zambada o Juan José Esparragoza “El Azul”, oficialmente muerto en noviembre de 2014 y compadre de otro “fantasma-vivo” Amado Carrillo Fuentes quien, en condición de espectro del mal vencido para la PGR, puede movilizarse por doquier, blindado por la mafia rusa. Total: su expediente está cerrado. ¿Son calumnias, presidente?
México, por desgracia, es así.