AURELIANO GUZMÁN LOERA: CAÍN DEL NARCOTRÁFICO

*Ordenó a sus sicarios matar a su medio hermano

*Disputa a sangre y fuego el liderazgo a sus sobrinos “Los Chapitos”

*Siempre ha estado a la sombra de su hermano “El Chapo”

Redacción/La Opinión de México/Sol Quintana Roo/Sol Yucatán/Sol Campeche/Sol Chiapas/Sol Belice/La Opinión de Puebla

Ciudad de México.- Aureliano Guzmán Loera, “El Guano”, cuyo mote se lo impuso su padre, Emilio Guzmán Bustillos, porque decía que no tenía otra cosa en la cabeza, volvió a saltar a la fama luego que el gobierno de los Estados Unidos ofreciera una recompensa de 5 millones de dólares por información que lleve a su captura.

Antes, el 31 de marzo de 2020, su nombre fue mencionado reiteradamente porque se dijo que había estado presente durante la “taquiza” a la que acudió a Badiraguato, Sinaloa, el presidente de México, justo el día del cumpleaños de Ovidio Guzmán López, a quien liberaron, “para proteger a la sociedad culiacanense”, luego de que había sido capturado por las fuerzas federales.

El Ayuntamiento y diversas autoridades rechazaron y desmintieron la versión. Aseguraron que se trataba de una equivocación al “confundir” a un médico veterinario con “El Guano”, por su gran parecido, y esa especie fue la que prevaleció, al menos, en los medios locales.

En este último caso, el Departamento de Estado del vecino país ofreció la millonaria suma no solo por la cabeza del “Guano”, autonombrado líder del Cártel de Sinaloa, sino también por los hermanos Ruperto, José y Heriberto Salgueiro Nevarez, de la misma organización, por los cargos de conspiración y tráfico internacional de drogas a ese país, en particular fentanilo, que les imputa la Corte de Distrito de Arizona.

Edward Price, portavoz del Departamento de Estado norteamericano, señaló que “El Guano” comanda las operaciones de tráfico de drogas en el norte de México, principalmente de fentanilo y es responsable de más del 63 por ciento de las 96 mil muertes por sobredosis de droga, entre marzo de 2020 y 2021.

Aureliano Guzmán Loera, que reclama su lugar como jefe máximo del Cártel de Sinaloa, nació el 25 de diciembre de 1954, en el poblado de La Tuna, municipio de Badiraguato; es tres años mayor que su hermano Joaquín, “El Chapo”, quien también nació en ese lugar el 4 de abril de 1957.

Pese a ser el primogénito del matrimonio de Emilio Guzmán y María Consuelo Loera, «El Guano» siempre vivió a la sombra de su famoso hermano y solamente lograba sobresalir cuando “El Chapo” era atrapado y dejaba vacante el liderazgo de la organización.

Su discutido encumbramiento se dio hasta la tercera y última captura de Joaquín Guzmán, que culminó con su extradición a la Unión Americana y la condena de cadena perpetua que le fue impuesta.

A diferencia del “Chapo”, sobre «El Guano» no hay libros, series de televisión, ni siquiera un perfil completo y persiste la duda de si es él y no otros capos cercanos a Joaquín, como Ismael “El Mayo” Zambada García o los llamados “Chapitos” quienes son los que realmente ostentan la supremacía en el Cártel de Sinaloa.

Aureliano, lo mismo que su hermano Joaquín, se inició en la senda del narcotráfico desde muy niño, principalmente en el negocio de la mariguana, pero nunca destacó como el hermano menor que siempre lo opacaba y fue hasta que Joaquín cayó preso por primera vez, el 9 de junio de 1993, en Guatemala, que Aureliano comenzó a crecer y hacerse de cierto renombre en la organización criminal.

Sin embargo, el capo de capos, el que nunca ha sido detenido ni ha pisado la cárcel en más de medio siglo, “El Mayo” Zambada fue y ha sido el que ha ostentado el liderazgo, por encima incluso del mismo “Chapo” Guzmán, por lo que al “Guano” le tocaban tareas secundarias e inclusive era objeto de observación para evitar que cometiera errores, dado su temperamento y su carácter agresivo.

Una de esas acciones viscerales, por la que estuvo a punto de ser desconocido dentro de la organización criminal, fue la ocurrida el 16 de noviembre de 2015, cuando Ernesto Guzmán Hidalgo fue abatido junto con su escolta Raúl Astorga y seis hombres más, en el poblado Bacaragua, en la zona serrana de Badiraguato, Sinaloa.

Testimonios de los sicarios que participaron en la masiva ejecución, dijeron que el operativo fue ordenado por su medio hermano, “El Guano” Guzmán, quien acusó a Ernesto de haber sido el que filtró la información que llevó a la segunda captura del “Chapo”, el 22 de febrero de 2014.

Se dijo también que luego de la escapatoria del “Chapo”, el 11 de junio de 2015, en la primera reunión que sostuvo el capo con su familia, llamó al “Guano” y lo abofeteó delante de todos por haber ordenado la muerte de su medio hermano y ordenó que no se le dejara actuar por iniciativa propia, lo que ahondó más las diferencias entre los consanguíneos.

Presuntamente, a partir de ese momento, Joaquín y su gente retomaron el control de Badiraguato y hasta habría negociado con la familia de su medio hermano asesinado para que no estallara una guerra.

Sin embargo, la respuesta del Cártel de los Beltrán a ese asesinato, se dio meses después, a través de Jesús Alfredo Beltrán Guzmán, “El Mochomito”, hijo mayor de Alfredo Beltrán Leyva, “El Mochomo” y nieto de Ernesto.

La noche del sábado 11 de junio de 2016, “El Mochomito”, sobrino del “Chapo” y del “Guano”, les declaró la guerra e incursionó violentamente en La Tuna, santuario del Cártel de Sinaloa, un bastión que durante décadas había sido un sitio intocable e inaccesible.

Moradores del mismo poblado, que fueron testigos de los hechos, relataron que esa noche un comando de al menos medio centenar de hombres con armas largas, vestidos de negro y con pasamontañas, atacaron La Tuna e irrumpieron violentamente en la hacienda de María Consuelo Loera Pérez, madre de El Chapo.

Las órdenes eran encontrar al “Guano” y acabar con él, de la misma manera que él lo había hecho con su abuelo Ernesto.

En el momento del ataque, la madre del Chapo estaba al cuidado de una mujer que le ayudaba en los quehaceres de la casa. El comando ingresó al domicilio, apuntó con un arma a la señora que cuidaba a la madre del “Chapo” y le quitaron su teléfono, mientras que a la señora María Consuelo le arrebataron las llaves de la casa, cortaron teléfonos e internet para dejarlas incomunicadas y comenzaron la búsqueda de Aureliano.

Las órdenes eran tirar a matar.

La toma de la hacienda la hicieron en minutos y después el comando se dedicó a balear y quemar las casas aledañas, mientras que otro grupo armado seguía buscando al “Guano” y atacaba a los demás habitantes de la ranchería al no darles respuesta.

La señora Loera y la mujer que la cuidaba lograron huir, gracias a unos escoltas que lograron llevarlas hasta donde se hallaba una avioneta que despegó de una de las pistas clandestinas del lugar.

Durante los siete días posteriores al ataque, el comando siguió en el poblado de La Tuna y también en La Palma y Arroyo Seco, donde se presumía que se había escondido Aureliano, intimidando a la población que tuvo que salir huyendo del lugar.

No se supo si en el momento de la incursión de los gatilleros del “Mochomito”, Aureliano se encontraba en la finca o si logró escapar, lo cierto es que no lograron dar con él. 

Los gatilleros permanecieron en el lugar durante una semana, hasta que el siguiente sábado el Ejército llegó a La Tuna y tuvieron que huir. 

No hubo detenidos.

Pese a ello se había pactado una tregua, ordenada por “El Chapo”, pero tras el tercero y último arresto del capo, el viernes 8 de enero de 2016, «El Guano» retomó el control de Badiraguato y rompió con la tregua de no agresión acordada por «El Chapo«, lo que dio lugar a que continúen las sangrientas reyertas.

Otra de sus violentas reacciones fue la del 30 de septiembre de 2016, cuando se le señaló como autor intelectual del ataque contra un convoy militar para rescatar al jefe de seguridad de sus sobrinos, Julio Oscar Ortiz Vega, alias ‘El Kevin’.

En el enfrentamiento cinco miliares murieron y 10 resultaron heridos, pero rescató a sangre y fuego a su jefe de sicarios. Las autoridades aseguraron que llevaron a cabo operativos y una intensa búsqueda de Aureliano, pero no lo ubicaron. 

Esos son los casos más conocidos, pero se habla de muchos otros más, donde “El Guano” hizo gala de su crueldad al ejecutar de manera personal a quienes consideraba sus enemigos.

Aureliano ha buscado siempre ser el líder máximo del cártel y para ello ha enfrentado lo mismo a narcotraficantes rivales que a sus sobrinos: Iván y Alfredo Guzmán Salazar y a Ovidio Guzmán López, con los que sostiene feroz y permanente lucha por el control de territorios.

Eso ha ocasionado que a diferencia del “Chapo”, «El Guano» no sea bien visto en su tierra, pues se le acusa de estar en conflicto permanente con otras células del cártel, sin importar que estén de por medio tierras y vidas de cientos de campesinos de la zona.

Javier Oliva Posada, investigador mexicano experto en temas de seguridad, invitado recientemente a la London School of Economics, dijo que se considera difícil que “El Guano” pueda imponerse al resto de la estructura, pese a ser hermano del fundador del cártel, porque no puede ser considerado como líder dada la fragmentación por la que atraviesa la organización criminal y las diferencias que él mismo ha creado incluso con su familia.

Existen varias versiones sobre el distanciamiento que existe entre Aureliano y sus sobrinos Iván, Jesús, Alfredo y Ovidio; se habla de una rivalidad entre bandos de la misma organización; también que está enojado y resentido con “Los Chapitos” por haber apoyado a Ismael “El MayoZambada para que quedara frente a la organización delictiva y no él, luego de que su hermano fuera extraditado a los Estados Unidos.

No obstante, El Guano considera que él es el primero en la línea de sucesión al trono del grupo delictivo y no permite que nadie, ni siquiera sus sobrinos, ni el mismo “MayoZambada le disputen la supremacía de la organización.

Se dice que dentro de la estructura del cártel, solo controla una parte del poblado de Badiraguato y que coordina la seguridad en el Triángulo Dorado, en la zona limítrofe de Chihuahua, Durango y Sinaloa, punto que concentra la mayor producción de marihuana y amapola en México, pero ello no lo convierte en el líder máximo del cártel.    

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